Entrevistas
"No podemos cubrir la demanda de tantos pacientes que hay"
Karina Cornaggia es una de las fonoaudiólogas que tiene un consultorio en Alberti. Empezó a estudiar en la UBA, pero por cuestiones de tiempo y trabajo tuvo que cambiarse a la UMSA (Universidad del Museo Social Argentino), en donde se recibió en 2007. En sus primeros años, Karina comenzó a trabajar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) hasta que en el 2012 decidió regresar a su ciudad natal, Alberti, y seguir con su oficio ahí.
En la actualidad cuenta con tres cargos. El primero en el área de psicología, el segundo en educación especial y el tercero en el Instituto terciario de formación docente.
¿Cuántos pacientes atendes y cuánto tiempo le dedicas a cada uno?
Este es un año particular para mí por mi licencia de maternidad. Pero antes venía trabajando de lunes a jueves, de cinco a nueve de la noche, con tratamientos relacionados al lenguaje. Atiendo alrededor de 40 pacientes de forma individual -aunque hay otras colegas que laburan de forma grupal- y los veo una vez por semana. En realidad, lo ideal sería verlos dos veces por semana y más tiempo, pero por una cuestión de atenderlos a todos me tengo que repartir de esa manera. Por otro lado, los sábados a la mañana hago estudios de audición de bebés.
Hay tanta demanda que no se logra cubrir. Hoy en día en Alberti somos solo cuatro fonoaudiólogas que atendemos. Entre todas nosotras no damos a basto. Si bien la lista de espera que tenemos de los pacientes se repite, es una lista muy abultada. Actualmente tengo 23 pacientes esperando una consulta.
En la primera sesión el niño no va a salir curado, debido a que todo es un tratamiento paulatino.
¿Qué factores crees que influyen en que los pacientes no inicien un tratamiento?
Depende mucho de factores económicos, o incluso cuestiones de afinidad que haya entre el fonoaudiólogo con el paciente. El vínculo con el nene puede tardar tiempo. Además, en la primera sesión el niño no va a salir curado, debido a que todo es un tratamiento paulatino. Eso a veces los padres no lo terminan de comprender y dejan de venir a las consultas.
Con respecto al lado económico, no muchos pueden pagar las sesiones. La fonoaudiología al ser un oficio mal pago, los profesionales optan por trabajar de forma particular, como es mi caso, ó cobrar un excedente en el caso de obra social. A muchas familias se les suma la cuestión del transporte porque, ante la falta de fonoaudiólogos en Alberti, toman la decisión de buscar atención en las ciudades vecinas, como Chivilcoy o Bragado. Sin embargo, esto no es posible para todos porque es costoso viajar una o dos veces a la semana, y a su vez disponer de tiempo para transportarse hasta allí.
¿Qué relación tenes con el resto de fonoaudiólogos de Alberti?
Nosotras en el mismo consultorio somos tres fonos: Patricia Galesio, Alejandra Arrigi y yo. Después hay una más en el hospital, así que somos cuatro fonoaudiólogas en total en Alberti. Los pacientes nos los distribuimos en relación a lo que nos gusta hacer cada una. Por ejemplo, yo suelo trabajar con las docentes en el instituto, sin embargo no hago disfonías de docentes -como lo hace otra colega-.
¿Qué tanto apoyo tienen de parte del Colegio de Fonoaudiólogos?
Alberti forma del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia de Buenos Aires, con residencia en Pergamino. Si bien para trabajar debemos estar matriculadas y pagarles a ese colegio, a nosotras no nos dan ningún beneficio. A su vez, las obras sociales demoran como unos 90 días en pagar, y los honorarios mínimos no son los que el Colegio de Fonoaudiólogos pretende.
En sí, nos obligan a votar listas de fonoaudiólogos y nos cobran una multa si no lo hacemos. Pero con respecto a aportes que nos sirven como profesionales, no nos ayudan en nada.
Ahora estamos en un dilema importante por el aumento de la matrícula. La mayoría no la hemos pagado todavía. El año pasado estábamos pagando $36.000, y este año $180.000.
¿Y con respecto a la promoción de la carrera?
Hubo un momento en el que se hizo un spot llamado +Fono+Salud. El Colegio hizo publicidades, al igual que la UBA en su momento, pero eran campañas que nos llegaban a nosotros y no muchas personas sabían sobre esto. Además, no tuvo el alcance que debió haber tenido. Se dejó solo en las redes y la publicidad no fue tan grande, generando que solo alcanzará a las personas que seguían a las cuentas del colegio.
Nunca se habló bien de la profesión, y esto viene desde hace años. Podría haber fácilmente una gran difusión, sin embargo no se hace"
¿Cómo conociste la carrera en tu experiencia?
En mi caso particular tampoco sabía muy específicamente sobre en qué consistía la fonoaudiología. Al igual que la mayoría, tenía el mismo concepto sobre el oficio. El típico comentario de "la que te enseña la R". Y después, cuando comencé a estudiar fue ahí cuando conocí verdaderamente de qué iba la carrera.
Nunca se habló bien de la profesión, y esto viene desde hace años. Sabiendo la realidad en la que estamos y la tecnología que nos rodea, podría haber fácilmente una gran difusión, sin embargo no se hace.
¿Las escuelas han mostrado preocupación por el desarrollo del lenguaje de los alumnos?
Sí, por supuesto. Desde educación se hacen evaluaciones constantes y orientaciones con las familias. Lo primero que observan las maestras es que "no se le entiende nada", eso se traduce a que en la lectura y en la escritura esas dificultades de habla se manifiestan. Por ejemplo, el alumno quiere escribir toro y escribe todo porque el punto de articulación de la R lo dice como una D y no entiende porque en su cerebro ese sonido suena de esa manera.
Por eso en cuestiones muy simples tienen dificultades a la hora de enseñar debido a que no tienen las herramientas. Esto se da sobre todo en primaria, porque en el jardín se detecta y se sugiere una consulta fonoaudióloga, generalmente en preescolar. Lo más común es que, cuando el paciente por fin logra conseguir un turno, ya está empezando primaria.
Después de la pandemia, ¿notaste un deterioro en el desarrollo del lenguaje de los niños?
Luego de la pandemia, las dificultades del lenguaje aumentaron muchísimo en niños, no solo se vio reflejado en preescolar, sino también en los primeros años de primaria. Creo que el factor tecnológico afectó mucho esto. Por más que la tecnología nos pone en contacto con otros, no tenemos ese ida y vuelta que te da el cara a cara. Comunicarnos no es solamente el habla, también tiene que ver con nuestro cuerpo; la postura, las miradas. Y todo eso te lo quita la pantalla. El vínculo y la fluidez es una de las carencias de la tecnología.
La fonoaudiología tiene un trasfondo más global, la comunicación"
¿Por qué es importante la fonoaudiología?
La profesión implica muchas áreas que tienen que ver con la comunicación. Entre ellas, la audición, el habla y la deglución. Son todas funciones vitales y que necesitamos que sean adecuadas para poder vivir de forma correcta. Una persona que no puede comunicarse como corresponde no puede expresar lo que necesita, lo que quiere. Los demás no lo pueden entender, entonces termina más aislado.
Por eso, la fonoaudiología va mucho más allá de lo que usualmente se conoce, como las articulaciones de la palabra. Tiene un trasfondo más global que es la comunicación. Hay familias que no ven a la consulta tan primordial y no le atribuyen la importancia que se le debe dar.
Es una carrera que tiene mucho alcance, y podes trabajar en la parte de niños, adultos o centrarte en una patología específica como la tartamudez. La fonoaudiología abarca mucho y es necesaria la consulta. Lamentablemente, por más formación que uno tenga, no estamos pudiendo cubrir la demanda de tantos pacientes que hay.